jueves, 24 de diciembre de 2009



"Una vez, al filo de una lúgubre media noche,
mientras débil y cansado, en tristes reflexiones embebido,
inclinado sobre un viejo y raro libro de olvidada ciencia,
cabeceando, casi dormido,
oyóse de súbito un leve golpe,
como si suavemente tocaran,
tocaran a la puerta de mi cuarto.
“Es —dije musitando— un visitante
tocando quedo a la puerta de mi cuarto.
Eso es todo, y nada más.”

Con un par de días de retraso debido más que nada al trajín de los festejos navideños, llega el momento de hablar del paso a la adultez de otro de nuestros miembro: David Bermejo Simón, más conocido como Sep (actualmente, en paradero desconocido).

Seph, de complexión delgada, pero fuerte debido a sus horas y horas en el dojo....de Japón. Alto...muy alto... Grande, muy grande de corazón.
Cuando empezó Simbiosis, yo, al igual que muchos miembros de esta, nuestra familia, encontramos en Seph, no un compañero ni alguien que de vez en cuando se enfadaba y se iba para volver más tarde, encontramos a un amigo.
A un amigo que nos abre su corazón y que no tiene miedo de ponérnoslo en la mano. A un amigo que ha tirado de Simbiosis cuando "El jefe" no estaba, y que aunque él no lo crea, se ha ganado el respeto de todos los que le queremos debido a su tesón y a su fuerza de voluntad, que aunque a veces le flaqueé, está ahí.

Y es que si una palabra define a Seph, es fuerza.
Y no la fuerza física que por descontado todo sabemos que tiene (pues en alguna ocasión la habrá aplicado sobre nosotros) ;no, hablo de la fuerza tan grande que tiene, que consigue traspasarnos a todos un poco.

Gracias Seph, por darnos la fuerza de tu sonrisa.
Felicidades

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